Novedades

Novedades

Una familia malagueña “se desengancha”: no volverá a pagar ni un recibo de la luz.
26 de Junio de 2015

Una familia malagueña “se desengancha”: no volverá a pagar ni un recibo de la luz.

               El padre de familia Miguel Torres no parece ser un hippy anti sistema, es un profesor universitario de maneras pausadas, que tiene un chalet adosado en una urbanización malagueña. Sin embargo, la casa que comparte con su mujer y sus dos hijos, es un ejemplo de disidencia energética. No ha hecho nada fuera de lo legal, sencillamente se ha desenganchado de la red de suministro eléctrico. Este ingeniero técnico industrial se ha vuelto autosuficiente con una instalación fotovoltaica en su azotea.

               Torres trabaja desde hace 20 años en el sector de la construcción y la eficiencia energética, y sabe que casas totalmente autosuficientes sólo hay en zonas rurales. Como mucho, se ha instalado algún sistema de autoconsumo eléctrico en la capital malagueña, pero conectado a la red.

               Lo que ha impulsado a este ingeniero a convertir su casa en una isla energética es una forma de rebeldía en contra de los planes del Gobierno de instaurar el “peaje de respaldo”. Éste es un pago obligado para los usuarios que tengan un sistema de autoconsumo conectado a la red, por verter la energía que ellos mismos generan. La versión del Gobierno es que esa tasa es necesaria dado que los usuario utilizan la red como fuente de respaldo, cuando no hace sol, y por lo tanto también deben hacer frente al coste de la infraestructura.

Sin embargo, el ingeniero malagueño ve en este “impuesto al sol” una clara maniobra para proteger los intereses de las grandes compañías eléctricas y evitar que los consumidores nos convirtamos en agentes activos del sistema energético. Esta tasa ha paralizado ya el incipiente desarrollo de los sistemas de autoconsumo eléctrico de muchas personas.

Para asesorar a empresas y particulares sobre proyectos de eficiencia energética Torres ha montado su propia empresa, Atepo, motivado personal y profesionalmente. Por eso ha instalado un sistema de paneles fotovoltaicos con 4,2 kW de potencia pico, una batería y un conversor de potencia. Las placas solares térmicas para el agua caliente sanitaria ya las tenía instaladas previamente.

Consiguió una subvención del Plan de Apoyo a la Construcción Sostenible que se promovió desde la Junta de Andalucía, que le cubrió el 80% del presupuesto total, que ascendía a 20.000 euros. Ha calculado que tras pagar lo correspondiente por esta subvención en su declaración de la renta, el gasto final se verá amortizado en 4 años, ya que venía pagando unos 100 euros de luz al mes. Sin la subvención, tardaría unos 15 años en amortizarlo. Entonces sería para pensárselo.

 

                  La casa de la familia Torres no recibe electricidad externa. Todos los electrodomésticos y las luces se alimentan del sol. Miguel asegura que la prueba de fuego, que era el invierno, la han superado «con nota». «No nos hemos quedado en ningún momento sin electricidad. Si hay sol, producimos un 40% más de energía de la que consumimos. Y si no hay, la batería nos da una autonomía de cuatro o cinco días», explica el ingeniero, que reconoce que el experimento ha servido también para que toda la familia se implique en la gestión energética del hogar.

                  Y es que todos pueden consultar en cualquier momento en su ordenador cuánta energía se está produciendo y consumiendo. «Cuando llevamos un par de días sin sol somos más prudentes: por ejemplo, no ponemos el lavavajillas. En cambio, en verano pongo el aire acondicionado hasta sin ganas porque la energía que no consumo, se pierde», bromea. Este punto es, en realidad, el único que le causa pesar. «En realidad a mí lo que me gustaría es conectarme a la red para poder aportar nuestra energía sobrante. Ojalá el Gobierno recapacite y se decida a fomentar de una vez las energías renovables. Es absurdo no hacerlo en un país como España», argumenta.