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Llegan las multas por no realizar la Certificación Energética de viviendas que la requieren, o por la picaresca de certificaciones falsas.
30 de Junio de 2015

Llegan las multas por no realizar la Certificación Energética de viviendas que la requieren, o por la picaresca de certificaciones falsas.

          El 1 de junio de 2013 se estableció por ley que todas las viviendas que se vendieran o alquilaran debían contar con un certificado de eficiencia energética. Y como tal, su falta o incumplimiento acarrea una sanción económica en forma de multa. Dicho certificado varía en función de la comunidad autónoma, y la Comunidad de Madrid es la que concentra la mayor actividad inmobiliaria.

          Recientemente se han publicado los datos de los expedientes sancionadores que se han abierto hasta ahora en dicha comunidad. Representan únicamente el 0,01% de los documentos concedidos, aunque casi la mitad se iniciaron por falsear información en dicho certificado, que no coincidía con la realidad constatada posteriormente por los inspectores de la Dirección General de Industria, Energía y Minas de la comunidad. En la otra casi mitad de los casos, el inmueble que se pretendía alquilar no contaba con el correspondiente certificado de eficiencia energética. Y en el resto de los casos, el técnico certificador firmante del documento no reunía los requisitos indispensables por ley para poder realizarlo. Recordemos que deben ser titulados arquitectos o ingenieros.

           La cuantía de las multas oscila entre 601 euros por arrendar un piso sin certificado, hasta entre 2.000 y 6.000 euros por falsear la documentación o no tener el firmante de dicho certificado la titulación habilitante.

De los resultados obtenidos en Madrid, la estadística sobre la eficiencia energética es un estrepitoso suspenso: el 82% de las casas tenía una de las tres peores calificaciones (G, F, o E). De hecho, el 17,6% obtiene la peor de todas, una G.

Pero, ¿qué debe incluir una correcta visita y certificación?

           Al haberse instaurado esta medida en 2013, plena crisis económica, la picaresca en las certificaciones ya estaba asegurada. Muchos fueron los titulados en otras especialidades que intentaban entrometerse en esta especialidad, no estando habilitados para firmar, aunque los casos más clamorosos han sido y siguen siendo los de empresas o autónomos que ofrecen realizar el certificado a precios anormalmente bajos, sin visitar el inmueble en cuestión, ni proceder a su medición, e incluso, garantizando la mayor calificación.

           Debemos estar muy atentos a estos casos, porque sólo pueden llevar a cabo este trabajo arquitectos o ingenieros (tanto técnicos como superiores). No debemos fiarnos de precios menores de 100 euros por una vivienda tipo de unos 90 metros cuadrados.

           La tarificación va siempre a razón de la superficie de la vivienda, y recuerde que el técnico DEBE visitar el inmueble, tomar medidas de cerramientos, huecos, e instalaciones, para realizar los cálculos correctamente. Otra triquiñuela muy recurrida es la de desentenderse del registro en la comunidad autónoma correspondiente. Un buen profesional se encargará de todo, sin tener que hacerle partícipe de tediosos papeleos o procesos. Trabajo bien hecho a su precio justo. Ni más ni menos.