En España, nuestro parque inmueble se divide en un 77,7 % de viviendas en propiedad y un 15,4% en régimen de alquiler. Hace 14 años, este último porcentaje era incluso inferior: tan solo el 9,6% de alquileres. Pero a partir de 2007 y el estallido de la crisis económica, empezó a producirse un gran cambio en estas cifras.
¿Por qué se han cambiado estas cifras?
Tal vez una de las respuestas sea la caída de los salarios, el aumento de la movilidad geográfica de las personas que por motivos laborales deben estar en continuo movimiento, las dificultades para conseguir financiación hipotecaria a la hora de comprar una vivienda, o el acercamiento al comportamiento del resto de la población europea, donde el alquiler es el medio de vida más extendido.
En España la rentabilidad del alquiler se hace apetecible para cualquier inversor. Comparando, los bonos del Estado a 10 años, rentan un 1,4% y la Bolsa española (Ibex 35), un 3,7%. Por su parte, los depósitos bancarios han ido recortando su rentabilidad: desde el 2,7% que generaban en 2012 al 0,7% de media al cierre de noviembre de 2014, según los últimos datos oficiales del Banco de España.
Aún así, España sigue estando muy lejos del volumen de alquiler de otros países. En Estados Unidos o Reino Unido los porcentajes de propiedad se sitúan en la actualidad en el 65% y alcanzan el 50% en Alemania
Sin embargo, el cambio en la tendencia es grande. Tanto España como Irlanda han registrado sustanciales disminuciones en las tasas de propiedad de la vivienda a partir de 2007. El mercado irlandés tocó fondo en 2012, y dado que España está retrasando entre dos y tres años este cambio de tendencia, se cree que aún se producirá un descenso mayor en la tasa de propiedad. Entre otras razones, porque acceder a la primera vivienda aunque poco a poco se va a haciendo más factible, aún no está al alcance de todos.