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La casa - laboratorio
13 de Abril de 2015

La casa - laboratorio

           Tal vez la lentitud de las épocas de crisis hace de ellas el mejor momento para plantearse nuevas maneras de vivir. Y de construir. Son grandes revoluciones domésticas que llegan sin hacer mucho ruido.

En España, los primeros años de la recesión coincidieron con la inmersión en el campo de la prefabricación. A diferencia de otras tradiciones como las nórdicas o norteamericanas. Pero ciertamente es una cosa a tener en cuenta: se reduce el tiempo de construcción, el coste final de la obra y sobre todo, el consumo energético. Aunque no debemos olvidar que la producción en serie de determinados elementos constructivos, de gran utilidad para los arquitectos, también conlleva un coste energético, éste se ve bastante reducido.

           Hay casos más extremos, donde la prefabricación llega incluso a prefabricar una vivienda entera. Experimentos de casas que se asientan sobre el terreno sin obra. Prototipos de vivienda que se construyen en pocos días y que retan el ingenio de los arquitectos. Como por ejemplo, la casa máquina de un arquitecto murciano que recrea el recuerdo de la furgoneta en la que él y su mujer recorrieron el mundo hace años. De modo que aparcada en la huerta, sin apenas cimentación, esa vivienda abre una puerta de futuro. Aunque esta vía industrial puede llegar a no satisfacer el lado emocional de la arquitectura, que al fin y al cabo, es el objetivo perseguido de una persona que encarga la casa de sus sueños a un arquitecto.

Ahí es cuando aparece la conjunción perfecta entre casa y máquina. Las casas pasivas que funcionan con la energía que son capaces de producir o acumular. Son básicos un buen aislamiento y un diseño bioclimático, que prime la captación solar en invierno y emplee protecciones frente al soleamiento en verano.

Muchos son los ejemplos de este tipo de construcción, sobre todo, europeos y extranjeros. En España es un concepto que poco a poco está entrando en los estudios de arquitectura, pero está entrando para quedarse.

El concepto “pasivo” se usa para definir el principio de captación, almacenamiento y distribución capaz de funcionar solos, sin aportaciones de energía exterior, y que implica unas técnicas sencillas, sin equipos. 

La distinción de un estándar de casa pasiva (Passivhaus en alemán, y Passive House standard en inglés) nació a partir de una conversación en mayo de 1988 entre un profesor de universidad sueco y uno alemán.

El primero edificio construido con el estándar “Passivhaus” nace en Darmstadt, Alemania, en 1990. Lo que originó que se fundara el Passivhaus-Institut en la misma ciudad, seis años después, sentando las bases de construcción pasiva de muchas edificaciones alemanas  y austriacas.

En er7Arquitectos somos conscientes de la importancia de estos planteamientos, y siempre tratamos de hacer planteamientos que se adapten a los criterios del cliente, y funcionen de una manera lo más verde posible.